16-07-2024
“Y viendo la confianza de Pedro y Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.”
Hechos 4:13
Hechos 4:13
Pedro y Juan mostraron valentía al testificar de Cristo ante las autoridades religiosas de su tiempo. Aunque eran considerados hombres sin educación formal, su valentía no provenía de su propio mérito, sino de haber estado con Jesús y ser llenos del Espíritu Santo. Esta valentía es accesible para nosotros hoy a través de nuestra relación personal con Cristo y la obra transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas.
En Mateo 10:32-33, Jesús enseña sobre la importancia de confesarle delante de los hombres, incluso en tiempos de persecución y adversidad. La valentía para testimoniar proviene de nuestra identidad en Cristo y nuestra obediencia a Su llamado. Cuando confiamos en la obra redentora de Jesús y en Su promesa de estar con nosotros siempre, somos capacitados para compartir nuestra fe con valentía y sin temor.
En 2 Timoteo 1:7, Pablo escribe: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” Este versículo nos recuerda que la valentía es un don de Dios. Nos capacita para vivir y testificar con coraje, confiando en la fortaleza que proviene de Él. Nuestro testimonio de Cristo no debe ser limitado por el temor, sino fortalecido por la valentía que Dios nos concede.
La valentía para testimoniar de Cristo surge de nuestra relación personal con Él y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Al confiar en Dios y en Su poder transformador, somos capacitados para proclamar valientemente el Evangelio, sabiendo que Él nos sostiene y fortalece en todo momento.