27-06-2024
“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”
Marcos 10:45
Marcos 10:45
Marcos 10:45 nos muestra que Jesús vino a servir y no a ser servido, y dio su vida en rescate por muchos. Este versículo destaca el ejemplo supremo de servicio que Cristo nos dejó. Como seguidores de Jesús, estamos llamados a imitar su actitud de servicio, poniendo las necesidades de los demás por encima de las nuestras. Servir a otros es una forma de demostrar el amor de Dios y cumplir con su propósito para nuestras vidas.
En Filipenses 2:3-4, Pablo nos exhorta: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.” La verdadera grandeza en el reino de Dios se mide por nuestra disposición a servir a los demás con humildad y amor. Este servicio no debe ser motivado por el orgullo o la vanagloria, sino por un deseo genuino de ayudar y edificar a los demás.
1 Pedro 4:10 dice: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” Dios nos ha dado dones y talentos para que los usemos en servicio a otros. Al ministrar a los demás con los dones que hemos recibido, nos convertimos en buenos administradores de la gracia de Dios. Nuestro servicio glorifica a Dios y cumple su propósito al bendecir y edificar a la comunidad de creyentes.
Servir a otros es un mandato y un privilegio para los seguidores de Cristo. Al imitar el ejemplo de servicio de Jesús, demostramos el amor de Dios y cumplimos su propósito en nuestra vida. Que cada acción de servicio que realicemos refleje la humildad y el amor de Cristo, bendiciendo a los demás y glorificando a Dios.