31-05-2025
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Efesios 4:32
Efesios 4:32
Uno de los mayores enemigos de la unidad es el rencor. Cuando permitimos que las ofensas crezcan, abrimos la puerta a la división. Pablo exhorta a los creyentes a perdonarse mutuamente, así como Dios nos perdonó por medio de Cristo. El perdón no es una opción para el creyente; es una necesidad que refleja el carácter del Evangelio.
Colosenses 3:13 dice: “Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” El perdón es un acto de obediencia, no de emoción. Nos sana, restaura relaciones y evita que la amargura destruya la comunión.
Jesús fue claro en Mateo 6:14-15: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis… tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” Perdonar es vivir el Evangelio. Es mostrar que hemos entendido el amor inmerecido de Dios hacia nosotros.
La unidad en la Iglesia florece cuando el perdón es una práctica constante. No somos perfectos, pero somos llamados a amar como Cristo amó. Que el perdón fluya entre nosotros como testimonio de la gracia que hemos recibido.