17-06-2024
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”
Romanos 3:23
Romanos 3:23
Romanos 3:23 nos deja claro que todos hemos pecado y estamos separados de la gloria de Dios. Este versículo destaca la condición universal del pecado y nuestra incapacidad de alcanzar la perfección divina por nuestros propios esfuerzos. La humanidad entera está en necesidad de salvación porque el pecado nos ha separado de Dios, y sin su intervención, estamos destinados a una eternidad sin Él.
En Isaías 59:2 se dice: “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.” Esta separación causada por el pecado es la razón por la cual necesitamos un Salvador. Dios, en su santidad, no puede tolerar el pecado, y nosotros, en nuestra pecaminosidad, no podemos acercarnos a Él. Esta situación desesperada subraya nuestra necesidad de ser reconciliados con Dios.
La Biblia también nos muestra en Romanos 6:23 que “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” El pecado no solo causa una separación temporal de Dios, sino que también resulta en muerte espiritual y eterna. Sin embargo, este versículo también introduce la solución: el don de Dios es la vida eterna a través de Jesucristo. Aquí vemos la necesidad de la salvación y la provisión de Dios para nuestra redención.
La necesidad de la salvación es evidente debido a nuestra condición pecaminosa y la separación que el pecado causa entre nosotros y Dios. Sin la intervención divina, estamos destinados a una eternidad sin esperanza. Pero gracias a la gracia de Dios, hay una solución en Jesucristo, quien nos ofrece vida eterna y reconciliación con Dios.