28-05-2025
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.”
Filipenses 2:3
Filipenses 2:3
La humildad es una actitud fundamental para vivir en unidad. Cuando dejamos de lado el orgullo y nos enfocamos en servir a los demás, la Iglesia crece en amor. Pablo anima a los filipenses a dejar la contienda y la vanagloria, porque estos son enemigos de la unidad.
El ejemplo supremo de humildad es Cristo. Filipenses 2:5-7 dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios… se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo.” Jesús, siendo Dios, se humilló para servirnos y unirnos a Dios. Si Él se rebajó por amor, ¿cuánto más nosotros debemos hacerlo por nuestros hermanos?
Proverbios 11:2 dice: “Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría.” La humildad nos permite reconocer nuestras fallas, pedir perdón y aceptar la corrección. Esto es esencial para mantener relaciones saludables dentro del cuerpo de Cristo.
La humildad allana el camino de la unidad. Es la disposición de corazón que imita a Cristo y que permite que el amor fluya entre los creyentes. Dejemos el orgullo y vistámonos de humildad para reflejar al Señor en nuestras relaciones.