14-06-2024
“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.”
1 Pedro 1:13
1 Pedro 1:13
1 Pedro 1:13 nos exhorta a poner nuestra esperanza por completo en la gracia que se nos dará cuando Jesucristo sea revelado. La gracia de Dios es una fuente constante de esperanza para los creyentes. Nos recuerda que nuestra salvación no se basa en nuestras obras, sino en el regalo inmerecido de Dios. Esta esperanza en la gracia nos da paz y confianza, sabiendo que nuestra relación con Dios está asegurada por su amor y misericordia.
En Efesios 2:8-9, Pablo escribe: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” La gracia de Dios es la base de nuestra salvación y una fuente de esperanza inagotable. Nos asegura que, a pesar de nuestras fallas y pecados, Dios nos ha aceptado y redimido a través de Cristo. Esta esperanza nos da la libertad de vivir en gratitud y servicio a Dios.
En Tito 2:11-13, se nos dice: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.” La gracia de Dios no solo nos salva, sino que también nos enseña a vivir de manera santa y piadosa, esperando con esperanza el regreso de Cristo.
La esperanza en la gracia de Dios nos da confianza y seguridad en nuestra salvación. Al recordar que somos salvos por gracia y no por nuestras obras, encontramos paz y alegría en nuestra relación con Dios. Que esta esperanza en su gracia nos motive a vivir vidas de gratitud, obediencia y servicio.