17-12-2024
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Juan 1:14
Juan 1:14
El milagro de la Navidad radica en que Dios mismo decidió hacerse hombre para salvarnos. La encarnación de Jesús es uno de los misterios más grandes de nuestra fe: el Dios eterno y todopoderoso tomó forma humana para vivir entre nosotros. Esto muestra Su amor y disposición para acercarse a la humanidad caída.
En Filipenses 2:6-8, Pablo describe cómo Jesús se despojó de Su gloria divina, tomando la forma de siervo y humillándose hasta la muerte en la cruz. Este acto de humildad comenzó en un pesebre, donde el Rey del cielo eligió nacer en las condiciones más sencillas y humildes.
El nacimiento de Jesús nos enseña que Dios está dispuesto a entrar en nuestra humanidad, en nuestras luchas y dolores. No es un Dios distante, sino uno que entiende nuestras necesidades porque vivió como uno de nosotros. Su encarnación es una invitación a experimentar Su cercanía y amor.
En la Navidad celebramos el milagro de la encarnación: el Verbo hecho carne. Jesús vino para vivir entre nosotros y mostrarnos el corazón de Dios. Recordemos que Su nacimiento es una invitación a acercarnos más a Él.