06-10-2024
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”
Juan 15:13
Juan 15:13
El afecto de Cristo hacia nosotros es el mayor ejemplo de amor sacrificial que podemos conocer. En Juan 15:13, Jesús habla del amor más grande: el que lleva a una persona a dar su vida por sus amigos. Este es el afecto que Cristo mostró en la cruz, cuando entregó Su vida para salvarnos del pecado y la muerte. Su amor por nosotros no se limita a palabras o gestos, sino que es un amor que lo llevó a sufrir y morir en nuestro lugar. Es un amor perfecto que no busca recibir, sino dar.
Este afecto incondicional de Cristo hacia nosotros es la base de nuestra relación con Él. En Romanos 5:8, se nos dice que “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” El afecto de Cristo no dependía de que fuéramos dignos de Su amor, sino que se manifestó cuando estábamos perdidos y necesitados de salvación. Este afecto nos asegura que somos amados profundamente por Dios, no por lo que hacemos, sino por lo que Cristo hizo por nosotros.
El afecto de Cristo también es un llamado a seguir Su ejemplo. En 1 Juan 3:16, se nos dice: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.” El afecto de Cristo no solo nos salva, sino que nos transforma y nos impulsa a amar a los demás con el mismo amor sacrificial. Al vivir en el afecto de Cristo, somos llamados a reflejar ese amor en nuestras relaciones, mostrando compasión, sacrificio y dedicación a los demás.
El afecto de Cristo hacia nosotros es el más grande y perfecto ejemplo de amor sacrificial. Su entrega en la cruz nos asegura que somos profundamente amados y nos invita a seguir Su ejemplo, amando a los demás con el mismo afecto y dedicación que Él nos ha mostrado.