13-09-2024
“Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.”
Proverbios 25:28
Proverbios 25:28
Nuestras emociones, si no están controladas, pueden llevarnos a actuar de maneras que no honran a Dios. Proverbios 25:28 compara a la persona que no tiene control de su espíritu con una ciudad sin muros, vulnerable a cualquier ataque. El dominio propio en nuestras emociones es esencial para mantener la paz interior y protegernos de las reacciones impulsivas que pueden dañar nuestras relaciones y nuestro testimonio cristiano.
Jesús nos dio el ejemplo perfecto de dominio propio en las emociones. A lo largo de Su ministerio, enfrentó críticas, rechazo y dolor, pero nunca reaccionó de manera impulsiva o pecaminosa. En Lucas 23:34, cuando estaba siendo crucificado, dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” A pesar de la injusticia que sufrió, Jesús controló Sus emociones y respondió con amor y perdón. Este es el ejemplo que debemos seguir cuando nuestras emociones nos empujan hacia el enojo, la amargura o la venganza.
El dominio propio en las emociones también nos ayuda a mantener la paz de Dios en medio de las pruebas. En Filipenses 4:6-7, Pablo nos dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración… y la paz de Dios… guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos.” En lugar de dejarnos dominar por el temor, la preocupación o el enojo, debemos llevar nuestras emociones a Dios en oración y confiar en Su paz para gobernar nuestras vidas.
El dominio propio en nuestras emociones es clave para vivir en paz y reflejar el carácter de Cristo. A través de la oración y el ejemplo de Jesús, podemos aprender a controlar nuestras emociones y responder de manera que glorifique a Dios en todas las circunstancias.