19-07-2025
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros.”
1 Pedro 1:3-4
1 Pedro 1:3-4
La resurrección de Jesús nos da una esperanza viva. No es una ilusión, ni una creencia sin fundamento, sino una herencia firme reservada en los cielos. Esta esperanza cambia cómo vivimos ahora, porque sabemos lo que nos espera después.
Pedro escribe a creyentes perseguidos, muchos de los cuales enfrentaban la muerte. Sin embargo, les recuerda que la herencia en Cristo no puede ser tocada por nada ni por nadie. Es eterna y segura.
Hebreos 6:19 afirma: “La cual tenemos como segura y firme ancla del alma…” Esta esperanza es como un ancla en medio de la tormenta. No estamos a la deriva. Cristo nos ha dado una promesa de vida que no se marchita ni desaparece.
Nuestra esperanza está viva porque Cristo vive. La herencia que tenemos en Él está segura en el cielo. Nada puede robarnos esa victoria que Él ganó para siempre.