26-05-2025
“Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.”
Romanos 12:5
Romanos 12:5
La Iglesia es descrita como un solo cuerpo en Cristo. Esta imagen nos recuerda que, aunque somos diversos en dones, personalidades y culturas, estamos unidos por una misma fe. Cristo es la cabeza, y nosotros, los creyentes, somos los miembros que trabajan en armonía. Esta unidad no depende de nuestras fuerzas, sino del Espíritu que nos une.
El apóstol Pablo enfatiza que cada miembro tiene una función específica y necesaria: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo” (1 Corintios 12:12). No hay lugar para la competencia o la división cuando entendemos que somos parte de un mismo organismo espiritual.
La unidad no significa uniformidad, sino amor y cooperación. En Efesios 4:3 se nos insta a: “solicitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.” Nuestra unidad es fruto de la obra del Espíritu Santo, no de nuestras ideas humanas. Por eso debemos protegerla con humildad, paciencia y amor.
Vivir como un solo cuerpo en Cristo nos llama a valorar, respetar y servir a los demás creyentes. La unidad de la Iglesia glorifica a Dios y demuestra al mundo que somos discípulos de Jesús. Cuidemos esa unidad con amor sincero, guiados por el Espíritu Santo.