08-06-2025
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Romanos 12:1
Romanos 12:1
Pablo nos enseña que el servicio a Dios va más allá de cantos o palabras: se trata de una vida rendida. Romanos 12:1 nos invita a entregar nuestro cuerpo, es decir, nuestras acciones, como un acto de adoración a Dios.
Hebreos 13:16 añade: “Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.” Cada vez que sirves a alguien, estás ofreciendo un sacrificio agradable al Señor.
El servicio es espiritual, es adoración encarnada. No basta con amar a Dios de palabra; debemos demostrarlo sirviendo a los demás. Santiago 2:17 lo dice claro: “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” Nuestra fe se hace viva al servir.
El servicio es un acto de adoración genuina. Cuando te entregas por amor a los demás, estás glorificando a Dios. Vive cada día como una ofrenda a Él, adorándole con tus acciones y tu servicio lleno de amor.