22-10-2025
“Gozaos en la esperanza; sufrid en la tribulación; sed constantes en la oración.”
Romanos 12:12
Romanos 12:12
La perseverancia en la carrera de la fe se alimenta de la oración. Orar no solo cambia circunstancias, también transforma corazones. Jesús enseñó a orar sin desmayar (Lucas 18:1). La oración constante mantiene viva nuestra comunión con el Padre y renueva nuestras fuerzas en medio del cansancio.
Daniel perseveró en la oración incluso cuando fue amenazado con el foso de los leones (Daniel 6:10). No cambió su hábito porque sabía que su fuerza venía de Dios. Del mismo modo, cuando la vida se vuelve difícil, debemos correr a nuestro lugar secreto en vez de alejarnos.
Filipenses 4:6-7 nos anima: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios… guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Perseverar en la oración es permanecer conectados al poder que sostiene la fe.
No abandones la oración, aunque no veas respuestas inmediatas. Dios escucha, actúa y fortalece en su tiempo. Perseverar en la oración es confiar que Él nunca deja de obrar.