23-10-2025
“Y no nos cansemos de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”
Gálatas 6:9
Gálatas 6:9
El desánimo es uno de los mayores enemigos de la perseverancia. Cuando las recompensas no llegan rápido o los resultados parecen invisibles, muchos bajan los brazos. Pero la Palabra promete que si no desmayamos, veremos fruto. La fe verdadera no se mide en momentos de éxito, sino en la fidelidad cuando nadie nos ve.
El profeta Elías también se sintió cansado (1 Reyes 19:4), pero Dios lo levantó y renovó su propósito. Así actúa el Señor: no nos deja caer, sino que nos alimenta con su presencia y su Palabra para seguir adelante.
Isaías 41:10 dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Perseverar no significa no cansarse, sino no rendirse cuando llega el cansancio.
Si te sientes débil, recuerda que el poder de Dios se perfecciona en tu debilidad. Levántate, sigue haciendo el bien y confía: tu cosecha vendrá en el tiempo de Dios.