07-09-2025
“Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Gálatas 5:22-23
Gálatas 5:22-23
La mansedumbre no es debilidad, sino poder bajo control. Jesús dijo: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29). Ser mansos significa responder con gracia en lugar de ira, con calma en lugar de violencia.
El dominio propio es clave para vencer la tentación y vivir en santidad. 2 Timoteo 1:7 declara: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” Con la ayuda del Espíritu Santo, podemos controlar nuestras palabras, pensamientos y acciones.
La mansedumbre y el dominio propio nos distinguen en un mundo que responde con enojo y desenfreno. Proverbios 16:32 enseña: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” Estas virtudes reflejan a Cristo en nosotros.
La mansedumbre y el dominio propio son frutos visibles del Espíritu Santo en acción. Al vivir en humildad y autocontrol, damos testimonio del carácter de Cristo. El Espíritu nos capacita para vencer nuestras debilidades y reflejar su poder en nosotros.