03-03-2025
“Sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”
1 Pedro 1:15-16
1 Pedro 1:15-16
La santidad no es una opción para el cristiano, sino un mandato divino. En 1 Pedro 1:15-16, Pedro nos recuerda que debemos ser santos en toda nuestra manera de vivir, ya que Dios nos ha llamado a ser como Él. Esto implica apartarnos de todo lo que no agrada a Dios y vivir de acuerdo con Su voluntad.
Dios nos llama a ser santos en nuestro corazón, pensamientos, palabras y acciones. El Salmo 24:3-4 pregunta: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón, el que no ha levantado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.” Este pasaje subraya que la santidad empieza en el interior, con un corazón puro que desea agradar a Dios.
En el Antiguo Testamento, Dios había separado al pueblo de Israel para que fuera un pueblo santo (Levítico 11:44). Hoy, ese llamado sigue vigente para todos los creyentes. La santidad no es algo que logramos por esfuerzo propio, sino que es un fruto del Espíritu Santo en nosotros (Gálatas 5:22-23).
La santidad es un llamado que Dios hace a cada cristiano. No es opcional, sino esencial para aquellos que desean vivir conforme a Su voluntad y ser reflejo de Su gloria en el mundo.