05-10-2025
“Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”
Hebreos 10:36
Hebreos 10:36
La paciencia no es sólo un llamado a esperar, sino también una garantía de recompensa. Hebreos nos recuerda que después de perseverar en la voluntad de Dios, recibiremos lo prometido. Apocalipsis 3:10 dice: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”. Dios honra a quienes esperan fielmente en Él.
El ejemplo de los profetas es una motivación poderosa. Santiago 5:10-11 dice: “Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”. Su paciencia los llevó a ver el cumplimiento de la obra de Dios.
La recompensa final de la paciencia es eterna: la vida con Cristo. Romanos 2:7 afirma: “Vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad”. Cada proceso en el que ejercemos paciencia nos acerca más a la gloria venidera, donde todo sufrimiento será quitado y viviremos para siempre en la presencia de Dios.
La paciencia no es en vano, porque siempre trae recompensa de parte de Dios. Al esperar fielmente en su proceso, no sólo vemos el cumplimiento de sus promesas en la tierra, sino que nos preparamos para la gloria eterna en Cristo. Nuestra paciencia hoy será nuestra victoria mañana.