19-05-2025
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:6-7
La ansiedad toca la puerta del corazón humano cuando las circunstancias parecen escapar de nuestro control. Sin embargo, la Palabra de Dios nos llama a no angustiarnos, sino a orar en todo tiempo. El apóstol Pablo nos invita a presentar nuestras preocupaciones a Dios, confiando en que Él está atento a cada detalle de nuestra vida. La oración no solo cambia situaciones, sino que transforma nuestro corazón al alinearnos con la voluntad divina.
El resultado de esta confianza es una paz que no depende de lo externo. Esta paz no es el resultado de la ausencia de problemas, sino de la presencia de Cristo. Es una paz que sobrepasa el entendimiento humano, porque mientras el mundo espera que reaccionemos con miedo, Dios nos llena de calma. En medio del caos, Él nos sostiene con Su amor y fidelidad.
Cristo es el guardián de nuestros pensamientos y emociones. Él nos promete que su paz cuidará nuestros corazones. Cuando nuestra mente quiere correr al futuro con temor, el Espíritu Santo nos recuerda que Jesús es el Príncipe de Paz (Isaías 9:6). La verdadera paz solo se encuentra en Él.
No estás solo en medio de la ansiedad. Dios te ofrece un refugio seguro en la oración y una paz que no tiene comparación. Acércate a Él hoy con fe, y deja que su presencia serene tu alma y guarde tu mente.