04-10-2025
“Y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza”
Romanos 5:4
Romanos 5:4
La paciencia no sólo nos fortalece en medio de las pruebas, sino que también nos lleva a vivir con esperanza en lo que viene. Pablo enseña en Romanos 8:25: “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”. Esperar en Dios nos da la certeza de que, aunque aún no veamos el resultado, su promesa se cumplirá. La paciencia es, entonces, una semilla que produce esperanza en el corazón del creyente.
Muchas veces el enemigo quiere robarnos la fe haciéndonos creer que la espera es inútil. Sin embargo, Lamentaciones 3:25 nos recuerda: “Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca”. La esperanza no defrauda porque está basada en la fidelidad de Dios. Aunque el proceso sea largo, cada día de espera nos acerca más al cumplimiento de lo que Él ha preparado.
El apóstol Pedro también nos anima a la paciencia con esperanza al decir: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). La paciencia de Dios hacia nosotros es la prueba de su amor, y al mismo tiempo nos enseña a esperar en Él con esperanza viva.
La paciencia es el puente que une nuestras pruebas con la esperanza de la gloria de Dios. Cada día de espera nos acerca al cumplimiento de sus promesas y nos fortalece para perseverar. En Cristo tenemos la seguridad de que nuestra esperanza nunca será avergonzada.