27-05-2025
“Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.”
Hechos 1:14
Hechos 1:14
En el libro de los Hechos vemos a los primeros creyentes reunidos constantemente en oración. La unidad no era solo un deseo, era una práctica diaria. La oración en comunidad es una poderosa herramienta para mantenernos alineados con la voluntad de Dios. Cuando oramos juntos, nuestros corazones se moldean y nuestras diferencias pierden fuerza.
Jesús oró por la unidad de sus seguidores en Juan 17:21: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.” Esta oración nos muestra que la unidad no es un lujo, sino una evidencia poderosa del Evangelio al mundo.
Además, en Mateo 18:19-20 Jesús dijo: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” La presencia de Cristo se manifiesta en la comunión de los creyentes unidos en oración.
La oración compartida une corazones, rompe barreras y fortalece la comunión. Al buscar juntos el rostro de Dios, somos edificados como un solo pueblo. Oremos unos por otros, como Iglesia, para permanecer firmes y unidos en el amor de Cristo.