19-06-2024
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.”
1 Pedro 1:18-19
1 Pedro 1:18-19
1 Pedro 1:18-19 nos habla de la redención a través de la sangre de Cristo. Fuimos rescatados de nuestra vida vacía y pecaminosa no con bienes materiales, sino con el sacrificio de Jesucristo, el Cordero sin mancha. Este versículo destaca el costo elevado de nuestra redención y la pureza del sacrificio de Cristo, mostrando que solo a través de Él podemos ser verdaderamente salvados.
En Hebreos 9:12 se nos dice: “Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” La obra redentora de Cristo es completa y suficiente. Su sacrificio fue hecho una vez y para siempre, asegurando nuestra redención eterna. No necesitamos más sacrificios porque Jesús, con su sangre, hizo todo lo necesario para nuestra salvación.
Isaías 53:5 profetiza sobre el sufrimiento del Mesías: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Esta profecía se cumplió en la crucifixión de Cristo, quien llevó nuestros pecados y sufrió en nuestro lugar. Su sacrificio nos trajo paz y sanidad espiritual, asegurando nuestra reconciliación con Dios.
La obra redentora de Cristo es el fundamento de nuestra salvación. A través de su sacrificio en la cruz, hemos sido rescatados de una vida de pecado y reconciliados con Dios. Su sangre preciosa pagó el precio por nuestros pecados, garantizando nuestra redención eterna. Que siempre recordemos y agradezcamos este sacrificio supremo.