18-09-2025
“Mi boca publicará la alabanza de Jehová; y bendiga toda carne su santo nombre eternamente y para siempre.”
Salmos 145:21
Salmos 145:21
Uno de los propósitos principales de nuestra lengua es alabar y glorificar a Dios. Muchas veces olvidamos que fuimos creados para adorarlo, y nuestras palabras se enfocan en quejas, murmuraciones o críticas. Pero la Biblia nos recuerda que nuestra boca debe estar llena de alabanza al Señor.
En Hebreos 13:15 leemos: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” Cada vez que declaramos la grandeza y fidelidad de Dios con nuestras palabras, estamos ofreciendo un sacrificio que agrada a su corazón.
Además, el salmista decía en Salmos 34:1: “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.” La alabanza no debe ser ocasional, sino un hábito constante. Cuando alabamos, nuestra lengua cumple su mayor propósito: exaltar al Creador.
La lengua fue diseñada para glorificar a Dios. Usemos nuestras palabras para alabarle y confesar su grandeza, en lugar de malgastar la lengua en quejas o críticas. Una boca llena de alabanza refleja un corazón agradecido y centrado en Cristo.