08-04-2025
“Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye.”
1 Samuel 3:10
1 Samuel 3:10
Samuel era un niño cuando Dios le habló por primera vez. No reconoció Su voz hasta que Elí le enseñó a responder. Cuando Samuel dijo: “Habla, porque tu siervo oye,” mostró una actitud de disposición y humildad para escuchar a Dios.
Dios no se impone sobre nosotros. Él busca corazones dispuestos a oír y obedecer. Jesús dijo en Juan 10:27: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.” Escuchar la voz de Dios requiere una relación íntima con Él, como la de un pastor con sus ovejas.
Muchas veces no escuchamos a Dios porque nuestro corazón está distraído. En Mateo 13:15, Jesús habló de personas cuyo corazón estaba endurecido y no podían percibir Su voz. Para oír a Dios, debemos acercarnos a Él con un corazón humilde y dispuesto.
Dios habla a quienes tienen un corazón dispuesto. Si queremos escuchar Su voz, debemos responder como Samuel: con disponibilidad y obediencia.