05-02-2024
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”
Filipenses 2:5-8
Filipenses 2:5-8
En este pasaje, se nos presenta el modelo supremo de humildad en la vida de Jesucristo. A pesar de ser divino, decidió tomar la forma de siervo, humillándose a sí mismo por amor a la humanidad. Mateo 11:29 refuerza este principio, invitándonos a aprender de Jesús, quien es manso y humilde de corazón. La humildad de Cristo nos desafía a renunciar a la arrogancia y a seguir su ejemplo al servicio y amor hacia los demás.
Conclusión
La humildad de Cristo no solo es un ejemplo a seguir, sino también la base de nuestra relación con Dios y los demás. Al adoptar la actitud de humildad que Cristo demostró, abrimos espacio para el amor, la compasión y el servicio genuino en nuestras vidas.