11-06-2025
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Romanos 12:2
Romanos 12:2
La mente agradecida es una mente renovada. En un mundo lleno de quejas, comparaciones y descontento, la gratitud es una declaración de fe y confianza. Al renovar nuestra forma de pensar por medio de la Palabra de Dios, aprendemos a ver sus bendiciones en cada área de nuestra vida, por más pequeñas que parezcan.
El Salmo 103:2 nos anima: “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.” El ejercicio espiritual de recordar las bendiciones transforma nuestra manera de vivir. Nos ayuda a mantenernos firmes en la verdad y a resistir la tentación de vivir en amargura o desánimo.
Cuando cultivamos una vida agradecida, el fruto del Espíritu crece en nosotros. Gálatas 5:22-23 nos dice que entre esos frutos están el gozo, la paz y la paciencia. La gratitud nos arraiga en la paz de Dios, alejándonos de la ansiedad y llenándonos de gozo sobrenatural.
Una mente renovada por la gratitud reconoce la bondad de Dios en todo tiempo. El agradecimiento transforma el corazón del creyente, llevándolo a experimentar paz y gozo incluso en medio de la adversidad.