11-02-2025
”Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;”
Filipenses 2:14-15
Filipenses 2:14-15
Vivimos en un mundo que a menudo nos invita a quejarnos, pero la gratitud tiene el poder de contrarrestar esta actitud. En Filipenses 2:14-15, Pablo nos anima: “Haced todo sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha”. La queja refleja un corazón insatisfecho, mientras que la gratitud refleja una mente y un corazón centrados en las bendiciones de Dios.
La gratitud nos ayuda a cambiar nuestra perspectiva. Cuando estamos agradecidos, dejamos de centrarnos en lo que no tenemos y comenzamos a reconocer lo que sí hemos recibido. En 2 Corintios 9:15, Pablo dice: “Gracias a Dios por su don inefable”, refiriéndose al regalo de la salvación en Cristo. Este don de salvación nos lleva a una vida de agradecimiento constante, transformando nuestra actitud hacia todo lo que nos rodea.
La queja puede erosionar nuestra paz interior y nuestra relación con los demás, pero la gratitud trae paz. En Colosenses 3:15, Pablo nos dice que “la paz de Cristo rule en vuestros corazones, a la cual asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos”. La gratitud es un antídoto contra la negatividad, ayudándonos a vivir en armonía y paz con Dios y con los demás.
La gratitud transforma nuestro corazón, ayudándonos a superar la queja y a vivir con una actitud de agradecimiento y paz, enfocándonos en las bendiciones que Dios nos da cada día.