03-06-2024
“Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo.”
Hebreos 12:6
Hebreos 12:6
Hebreos 12:6 nos recuerda que la disciplina del Señor es una expresión de su amor por nosotros. Al igual que un padre disciplina a su hijo, Dios corrige a aquellos que ama para guiarlos por el camino correcto. Esta corrección puede ser dolorosa en el momento, pero produce fruto de justicia y paz en nuestras vidas. La disciplina nos ayuda a crecer en santidad y a conformarnos más a la imagen de Cristo.
Proverbios 3:11-12 también enfatiza la importancia de no despreciar la corrección del Señor ni desmayar cuando somos reprendidos por Él. La disciplina es una señal de nuestra filiación divina y de que Dios se preocupa profundamente por nuestro bienestar espiritual. Al aceptar y aprender de la corrección divina, nos acercamos más a Dios y fortalecemos nuestra fe y carácter.
En Apocalipsis 3:19, Jesús dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.” Este versículo subraya la necesidad de un corazón arrepentido y dispuesto a cambiar cuando Dios nos corrige. La disciplina divina es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con Dios y buscar su voluntad en nuestras vidas con mayor fervor.
La disciplina del Señor es una manifestación de su amor y cuidado por nosotros. Al aceptar su corrección, crecemos en santidad y justicia. Que nuestra respuesta a la disciplina divina sea siempre de humildad y arrepentimiento, buscando acercarnos más a Dios y conformarnos a la imagen de Cristo.