24-09-2025
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.
Josué 1:8
Josué 1:8
La Palabra de Dios es alimento espiritual. Así como el cuerpo necesita comida, nuestra alma necesita del pan vivo que es Cristo revelado en las Escrituras. Una vida disciplinada se alimenta de la Palabra día a día.
El salmista declara en Salmos 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Sin disciplina en leer y meditar en la Palabra, caminamos en oscuridad. La lectura diaria nos da dirección, consuelo y corrección.
Además, la Palabra nos capacita para vivir en santidad. 2 Timoteo 3:16-17 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
La disciplina de la Palabra transforma nuestro carácter y nos prepara para toda buena obra. Meditar en ella cada día nos asegura caminar en la voluntad de Dios.