29-10-2025
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.”
Génesis 1:3
Génesis 1:3
Con solo una palabra, Dios formó el universo. No necesitó herramientas ni procesos complejos: Su voz fue suficiente. Esto nos muestra el poder absoluto de Su Palabra. Cada elemento creado obedeció Su mandato sin resistencia. “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca” (Salmos 33:6).
El mismo Dios que ordenó “sea la luz” sigue hablando hoy. Cuando Él declara algo, se cumple. Jesús, quien es la Palabra hecha carne (Juan 1:14), tiene el mismo poder creador. Su voz calma tormentas, sana enfermos y da vida donde hay muerte. “Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (Marcos 4:39).
Así como la creación respondió al mandato divino, nosotros debemos responder con obediencia. Su voz nos guía, nos transforma y nos sostiene. Escucharle y obedecerle es reconocer Su gloria sobre todo lo que existe.
La creación entera obedeció la voz de Dios, y nosotros también debemos hacerlo. Cuando rendimos nuestro corazón a Su Palabra, nos convertimos en testimonio vivo de Su poder creador.


