10-06-2025
“Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.”
Lucas 22:19
Lucas 22:19
En uno de los momentos más difíciles de su vida, justo antes de su crucifixión, Jesús tomó el pan y dio gracias. Esta escena nos conmueve profundamente porque nos enseña que la gratitud no depende de las circunstancias externas, sino de una íntima comunión con el Padre. Jesús sabía lo que venía, pero eligió agradecer porque sabía que estaba cumpliendo el plan perfecto de Dios.
Su gratitud no fue solo por el alimento, sino por el propósito eterno que se estaba cumpliendo. Jesús nos modela que la gratitud verdadera va más allá de lo visible. Filipenses 2:8-9 afirma que “se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo”. El camino del agradecimiento nos lleva a la exaltación en Dios.
Nosotros, como discípulos, debemos imitar esta actitud. Colosenses 3:17 nos exhorta: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.” Gratitud constante en todo lo que hacemos, porque seguimos los pasos del Salvador.
Jesús nos mostró que la gratitud no depende de lo fácil que sea el camino, sino de confiar en el plan eterno del Padre. Al seguir su ejemplo, podemos agradecer aun en medio de las pruebas, sabiendo que en Cristo todo tiene propósito.