27-04-2025
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. […] Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Juan 1:1 y 14
Juan 1:1 y 14
La culminación de todo conocimiento bíblico es conocer a Jesús. Él es la Palabra viva, la expresión perfecta de Dios al mundo. Desde Génesis hasta Apocalipsis, toda la Escritura apunta a Él. Juan lo afirma claramente: el Verbo, la Palabra eterna, se hizo carne y caminó entre nosotros.
Hebreos 1:1-2 declara: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo.” Ya no solo tenemos palabras en papel, tenemos al Hijo de Dios, quien nos muestra el carácter del Padre. Conocer la Palabra es conocer a Cristo mismo, porque Él es su cumplimiento.
Colosenses 3:16 nos exhorta: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría…” Cuando Cristo vive en nosotros, Su Palabra habita y transforma. Conocerlo a Él es el fin más alto del estudio bíblico. No es solo entender doctrina, es tener comunión con el Verbo vivo.
Jesús es el centro de la Palabra y el propósito final de nuestro conocimiento. Al estudiar la Biblia, buscamos encontrarnos con Él, conocerlo más profundamente y reflejar Su gloria. Cristo es la Palabra hecha carne que transforma nuestro corazón.