16-01-2025
Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Juan 11:25-26
Juan 11:25-26
La esperanza cristiana no se limita a esta vida, sino que se extiende a la eternidad. Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25-26). Estas palabras nos aseguran que, en Cristo, tenemos la esperanza de la vida eterna, una promesa que trasciende la muerte.
En 1 Corintios 15:54-55, Pablo celebra la victoria de Cristo sobre la muerte: “Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” Su resurrección nos da la certeza de que nuestra fe no es en vano, y que un día estaremos con Él en gloria. Esta esperanza transforma nuestra perspectiva y nos llena de paz.
Apocalipsis 21:4 nos da un vistazo al futuro: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y no habrá más muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor”. Esta promesa nos llena de esperanza y nos anima a perseverar, sabiendo que lo mejor está por venir.
La vida eterna en Cristo es nuestra mayor esperanza. Vivamos con la certeza de que, en Él, tenemos un futuro glorioso que nos espera, donde todo dolor será reemplazado por gozo eterno.