19-02-2025
”Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”.
Juan 8:36
Juan 8:36
El resentimiento nos ata, pero el perdón nos libera. Jesús dijo en Juan 8:36: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Cuando guardamos rencor, nos convertimos en prisioneros de nuestras propias emociones, reviviendo el dolor una y otra vez. Pero cuando perdonamos, encontramos verdadera libertad en Cristo.
La falta de perdón nos roba la paz y nos aleja de la voluntad de Dios. En Hebreos 12:15 se nos advierte que la raíz de amargura puede causar problemas y contaminar a muchos. Si permitimos que el resentimiento crezca en nuestro corazón, afectará nuestras relaciones y nuestra comunión con Dios. Por eso, el perdón no es solo para el beneficio del otro, sino para nuestra propia sanidad.
Jesús nos enseña en Mateo 6:14-15 que, si no perdonamos a los demás, tampoco nuestro Padre celestial nos perdonará. Esto no significa que perdemos nuestra salvación, sino que el perdón es una señal de un corazón transformado. Cuando perdonamos, experimentamos la paz de Dios y vivimos en la libertad que solo Su amor puede darnos.
El perdón nos libera del peso del resentimiento y nos permite vivir en la paz de Dios. No se trata de minimizar el daño recibido, sino de soltar el dolor en manos de Dios y recibir Su sanidad.