20-01-2025
”Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Mateo 11:28-30
Mateo 11:28-30
Jesús nos invita a descansar en Él, especialmente cuando la carga de la vida nos agobia. En Mateo 11:28-30, Él dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Este llamado no solo es una invitación a la paz, sino a una relación íntima con Él, donde podemos encontrar consuelo y renovación. La paz que Cristo ofrece no es la que el mundo da, sino una paz profunda que calma las tormentas de nuestro corazón.
El descanso que Jesús ofrece es un descanso del alma, no simplemente físico. En Filipenses 4:6-7, Pablo nos exhorta a no estar ansiosos por nada, sino a presentar nuestras peticiones a Dios con oración y ruego. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús. Esta paz es el resultado directo de confiar en la soberanía de Dios y descansar en Su fidelidad.
Al caminar con Cristo, aprendemos a descansar no solo en nuestras fuerzas, sino en la Suya. En 2 Corintios 12:9, el apóstol Pablo afirma: “Mi gracia es suficiente para ti, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Al reconocer nuestras limitaciones y depender de Él, encontramos un descanso que nos fortalece y nos permite seguir adelante con gozo.
Descansar en Dios significa entregarle nuestras preocupaciones y confiar en Su paz y poder. Cuando lo hacemos, nuestras almas encuentran consuelo, y Él nos renueva con Su gracia infinita.