24-11-2025
“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
1 Juan 4:19
1 Juan 4:19
El amor de Cristo no comenzó cuando decidimos buscarlo; comenzó desde antes que lo conociéramos. Su amor nos encuentra en medio de nuestra necesidad, nuestra fragilidad y nuestras dudas. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Esta verdad nos recuerda que nuestra historia con Cristo inició en Su corazón antes que en el nuestro. Él tomó la iniciativa, Él dio el primer paso, y Su amor sigue acercándose incluso cuando fallamos o nos alejamos.
Cuando comprendemos esta realidad, nuestro caminar cristiano deja de ser un intento desesperado por alcanzar a Dios, y se convierte en una respuesta agradecida al amor que nos fue extendido primero. Jesús dijo: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor” (Juan 15:9). Cristo no solo nos busca, sino que nos invita a permanecer, a ser abrazados por un amor seguro. Él no retrocede cuando fallamos; Él permanece.
El amor de Cristo nos encuentra a diario, no solo en momentos de adoración, sino también en lo cotidiano. Su amor nos encuentra en la mañana cuando despertamos, en cada decisión, en cada carga, en cada paso. “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3). Este es el amor que nos sostiene: eterno, fiel y determinado a buscarnos una y otra vez.
El amor de Cristo te encontró primero y te sigue encontrando hoy. No caminas hacia un Dios distante; caminas con un Dios que te buscó, te amó y te cargó en Sus brazos. Permite que esta verdad te dé seguridad y descanso. Camina hoy sabiendo que fuiste y sigues siendo profundamente amado. Su amor te sostiene, te guía y te transforma cada día.


