16-05-2025
“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
1 Juan 4:18
1 Juan 4:18
El miedo muchas veces nace de la inseguridad: temor al juicio, al fracaso, a no ser amados. Pero el amor de Dios es perfecto y nos cubre completamente. Cuando entendemos cuánto nos ama Dios, el temor comienza a desvanecerse.
No se trata solo de sentir amor, sino de estar arraigados en el amor de Dios revelado en Cristo. Romanos 8:38-39 nos asegura que “ni la muerte, ni la vida, […] ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” Ese amor firme disipa todo miedo.
El amor de Dios no cambia. Es constante, fiel, y se manifiesta en la cruz. Cuando recordamos el precio que Jesús pagó por nosotros, nos damos cuenta de que nada puede vencernos. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, […] ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32).
El amor de Dios es más fuerte que cualquier temor. Cuando descansamos en ese amor, el miedo pierde su poder. Cristo, en su amor, nos ha dado seguridad eterna. En su abrazo no hay espacio para el miedo.