12-05-2025
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar.”
Salmo 46:1-2
Salmo 46:1-2
Cuando el temor nos invade, nuestra tendencia natural es huir o escondernos. Pero la Palabra de Dios nos recuerda que Él mismo es nuestro refugio. No se trata solo de buscar seguridad, sino de correr a los brazos de Aquel que tiene poder sobre toda tormenta. “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmo 34:7).
El miedo muchas veces es real, pero no debe gobernarnos. Dios nos promete estar con nosotros en cada tribulación. No estamos solos. Isaías 41:10 dice: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Esta es una promesa firme para los que confían en Él.
Cuando descansamos en que Dios es nuestro amparo, nuestra perspectiva cambia. No negamos el miedo, pero elegimos confiar en Aquel que ha vencido al mundo. “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor…” (1 Juan 4:18). En Cristo hallamos valor y seguridad.
El temor puede tocar a nuestra puerta, pero Dios es nuestro refugio seguro. En medio de la tormenta, su presencia es constante. Su amor es más fuerte que cualquier miedo, y sus promesas son inquebrantables. No temamos, porque Dios va delante de nosotros.