14-07-2025
“¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
1 Corintios 15:55-57
1 Corintios 15:55-57
La resurrección de Jesucristo es el fundamento de nuestra fe. Él no sólo murió por nuestros pecados, sino que resucitó, venciendo a la muerte de forma definitiva. Su victoria no fue solo personal, sino que nos la ha compartido a todos los que creemos en Él. La muerte, que parecía tener la última palabra, fue derrotada por el poder de Dios.
El “aguijón de la muerte” es el pecado, porque el pecado nos separa de Dios. Pero Cristo cargó con ese pecado en la cruz. Romanos 6:23 dice: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” En Él tenemos vida que trasciende la tumba.
Gracias a Jesús, la muerte ya no nos aterroriza. Su resurrección es la promesa firme de que un día también nosotros resucitaremos. Su victoria es nuestra esperanza. El sepulcro está vacío, y eso cambia todo. Nuestra fe no está en un líder muerto, sino en un Salvador vivo.
La muerte fue vencida en la cruz y en la tumba vacía. En Cristo tenemos victoria, no solo para esta vida, sino para la eternidad. Ya no tememos la muerte, porque la vida eterna nos ha sido dada.