23-11-2025
“Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.”
Salmos 90:2
Salmos 90:2
Cristo es eterno, sin principio y sin fin. Antes de que existiera la creación, Él ya era la Roca eterna. Hebreos 13:8 afirma: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” No cambia, no se desgasta, no pierde poder. Su eternidad garantiza que su palabra y promesas no fallarán jamás.
Su eternidad significa que su amor nunca deja de ser. Jeremías 31:3 dice: “Con amor eterno te he amado.” Ese amor eterno sostiene nuestra vida, incluso cuando fallamos. Cristo es la roca que permanece firme incluso cuando nosotros tropezamos.
Porque es eterno, su reino también lo es. Daniel 7:14 declara: “Su dominio es eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” Pertenecemos a un Reino inconmovible porque tenemos un Rey inconmovible.
Cristo es la roca eterna que permanece para siempre. Edifica tu vida en Él con confianza plena. Su amor, su poder y su fidelidad no tienen fin; en Él siempre tendrás un fundamento seguro.


