18-11-2025
“Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.”
Salmos 18:2
Salmos 18:2
El salmista describe a Dios como roca, castillo y refugio, revelando su función protectora. En Cristo encontramos protección contra los ataques espirituales y emocionales que enfrentamos diariamente. Jesús aseguró: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Esto significa que aunque haya lucha, en Él estamos seguros.
La protección de Cristo no es pasiva; es activa y poderosa. La Escritura afirma: “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmos 34:7). Cuando permanecemos en Cristo, no estamos solos, porque su presencia nos cubre como un escudo. Él es nuestra fortaleza frente a pensamientos de duda, miedo o desánimo.
Además, Cristo nos da paz en medio de la turbulencia. Jesús dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy… No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Aunque las tormentas vengan, la roca firme nos sostiene y su paz gobierna nuestro interior. No importa qué tan fuerte sea el viento: nuestra seguridad está en Él.
Cristo es tu protector, tu muro y tu roca fuerte. Nada que enfrentes supera su poder. Confía en Él como tu refugio seguro, y permite que su paz gobierne tu mente y corazón cada día de esta semana.


