16-11-2025
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.”
Mateo 5:8
Mateo 5:8
La pureza del corazón no solo tiene recompensas terrenales, sino eternas. Jesús prometió que quienes guardan su corazón verán a Dios. Esta visión no se limita al cielo, sino que comienza aquí, cuando experimentamos Su presencia en lo cotidiano. “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Santiago 4:8).
El corazón puro disfruta de comunión continua con el Señor. Al vivir en integridad, la conciencia se mantiene limpia, y la paz de Cristo gobierna el alma. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).
La pureza es una siembra que produce frutos de gozo, fe y esperanza. Es la preparación para ver cara a cara al Salvador en Su gloria.
El corazón puro es aquel que anhela a Dios por encima de todo. Su recompensa es la comunión eterna con Cristo, donde la pureza del alma se transforma en una adoración sin fin ante Su presencia.


