14-11-2025
“El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.”
Romanos 12:9
Romanos 12:9
El amor puro proviene de un corazón transformado por el Espíritu. Es un amor que busca el bien del otro sin esperar recompensa. “Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado” (1 Juan 3:23). La pureza del corazón se refleja en la sinceridad del amor.
Cristo es el ejemplo perfecto de amor puro. En la cruz, amó sin condiciones, perdonó sin reservas y sirvió sin esperar nada a cambio. “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros” (1 Juan 3:16). Este amor nos invita a vivir una fe activa, guiada por la compasión y la misericordia.
Cuando el amor de Dios gobierna el corazón, desaparecen el egoísmo y la envidia. “El amor es sufrido, es benigno… no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor” (1 Corintios 13:4-5).
El corazón puro ama como Cristo ama. Su pureza se demuestra en un amor genuino que refleja el carácter de Dios en cada palabra, pensamiento y acción.


