07-11-2025
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
Mateo 5:14-16
Mateo 5:14-16
Jesús nos llamó a ser luz en un mundo lleno de oscuridad. Pero esa luz brilla más intensamente cuando los creyentes caminan en unidad. La comunidad cristiana es como una ciudad en lo alto de una montaña, visible para todos. Cuando vivimos en armonía y amor, el mundo puede ver el reflejo de Cristo. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35).
La luz de una comunidad no proviene de sus obras humanas, sino de la presencia del Espíritu Santo. Efesios 5:8-9 declara: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad).” Caminar en luz significa vivir de manera transparente, sincera y santa.
Cuando la iglesia se une en propósito y amor, las tinieblas retroceden. Filipenses 2:15 nos anima: “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.” Nuestra luz no es para exaltarnos, sino para que otros glorifiquen a Dios al ver nuestras obras.
La comunidad cristiana es un faro de esperanza en medio de un mundo confundido. Cuando vivimos unidos en Cristo, Su luz resplandece a través de nosotros. Que nuestras vidas sean un testimonio constante del amor, la justicia y la verdad del Evangelio.


