19-10-2025
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.”
Efesios 6:18
Efesios 6:18
Aunque la oración no se menciona como una pieza física de la armadura, es el poder que la activa y la sostiene. La oración mantiene nuestra conexión con el Comandante celestial. Sin oración, la armadura se vuelve inactiva. Jesús mismo nos dio ejemplo de una vida de oración constante. “Y levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1:35). La oración nos da dirección, fortaleza y discernimiento para enfrentar la batalla.
Orar en todo tiempo no significa estar siempre de rodillas, sino vivir en comunión continua con Dios. Filipenses 4:6-7 nos anima: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios… y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos.” La oración cubre nuestras debilidades con el poder de Dios.
Además, la oración une al cuerpo de Cristo. No solo oramos por nosotros mismos, sino “por todos los santos”. La intercesión fortalece la iglesia y abre los cielos sobre las familias, las naciones y los ministerios. Santiago 5:16 declara: “La oración eficaz del justo puede mucho.” Cada creyente armado debe ser también un guerrero de oración.
La oración es el aliento de la vida espiritual y el canal por el cual recibimos fuerza para mantenernos firmes. Cuando oramos en el Espíritu, activamos toda la armadura de Dios y caminamos en victoria diaria.