24-06-2025
“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; pero el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.”
Éxodo 20:8-11
Éxodo 20:8-11
Desde el principio, Dios estableció el descanso como una parte fundamental de nuestra vida. El mandamiento del día de reposo no es una carga, sino una bendición para que podamos renovarnos física, emocional y espiritualmente. Observar este día nos ayuda a recordar que somos creaturas y no Dios, y que necesitamos pausas para cuidar nuestra salud integral.
El descanso es una señal de confianza en Dios, que reconoce que Él es quien sostiene todo. Al apartar tiempo para descansar, reconocemos su soberanía y damos gracias por su provisión diaria. Además, este tiempo de reposo nos acerca a Él, permitiéndonos reflexionar, orar y fortalecer nuestra comunión con el Señor.
La práctica del reposo es vital en un mundo que glorifica el trabajo y la productividad constante. La Biblia nos invita a honrar el descanso para vivir en equilibrio, evitar el agotamiento y mantenernos efectivos en nuestro llamado y servicio.
El descanso es una orden divina que cuida de nuestro bienestar. Honrarlo nos ayuda a renovar fuerzas y mantenernos en comunión con Dios, viviendo con salud y equilibrio.