16-06-2025
“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Filipenses 4:11-13
Filipenses 4:11-13
El apóstol Pablo nos muestra que el secreto para vivir contentos no está en las circunstancias externas, sino en una actitud interior que se sostiene en Cristo. No importa si tiene poco o mucho, él ha aprendido a estar satisfecho y agradecido en cualquier situación. Este contentamiento es fruto de la fe y de depender en todo momento del poder de Cristo.
Muchas veces el mundo nos enseña a buscar la felicidad en las posesiones, el éxito o la comodidad, pero estas son temporales y nunca llenan por completo. Pablo nos recuerda que la verdadera fuerza para contentarnos viene de Cristo, quien nos sostiene y nos da paz en medio de cualquier circunstancia.
Además, el contentamiento implica reconocer que Dios provee para nuestras necesidades y que nuestras expectativas deben estar en Él, no en lo material. Como dice Hebreos 13:5: “No te desampararé, ni te dejaré”. Así, una vida de contentamiento nace de la confianza en la fidelidad de Dios.
El contentamiento verdadero no depende de lo que tenemos, sino de nuestra relación con Cristo. Al aprender a depender de Él, nuestra alma encuentra paz y satisfacción sin importar las circunstancias.