26-06-2024
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Romanos 12:2
Romanos 12:2
Romanos 12:2 nos exhorta a no conformarnos a los patrones de este mundo, sino a ser transformados mediante la renovación de nuestra mente. Este versículo resalta la importancia de permitir que Dios cambie nuestra manera de pensar para que podamos comprender y vivir de acuerdo con su voluntad. La transformación a la imagen de Cristo es un proceso continuo que nos alinea cada vez más con el carácter y los propósitos de Dios.
En 2 Corintios 3:18, Pablo escribe: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” Esta transformación es obra del Espíritu Santo, que nos cambia de gloria en gloria para reflejar la imagen de Cristo. Al contemplar la gloria de Dios y permitir que su Espíritu trabaje en nosotros, nos convertimos en testimonios vivientes de su poder transformador.
Efesios 4:22-24 nos insta: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” El proceso de transformación implica dejar atrás nuestra vieja manera de vivir y revestirnos del nuevo hombre en Cristo. Esto significa adoptar un estilo de vida que refleje la justicia y santidad de Dios.
Ser transformados a la imagen de Cristo es un proceso continuo de renovación de nuestra mente y carácter. Al permitir que el Espíritu Santo trabaje en nosotros, reflejamos cada vez más el carácter de Cristo. Que nuestra vida diaria demuestre esta transformación, cumpliendo así el propósito de Dios para nosotros.