18-05-2024
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.”
Mateo 25:35-36
Mateo 25:35-36
En Mateo 25:35-36, Jesús nos enseña sobre la importancia de la compasión hacia los marginados. Él identifica su propia presencia en aquellos que sufren y nos llama a servirlos con amor y compasión. Esta enseñanza nos desafía a mirar más allá de nuestras propias necesidades y a prestar atención a aquellos que son desfavorecidos y marginados en la sociedad.
En Lucas 10:30-37, Jesús nos presenta la parábola del buen samaritano, quien muestra compasión hacia un hombre herido en el camino. A diferencia de los religiosos que pasaron de largo, el samaritano se detuvo, mostró compasión y cuidó de las necesidades del hombre herido. Esta historia nos enseña que la compasión no conoce límites y nos desafía a amar y servir a todos, especialmente a aquellos que son considerados marginados por la sociedad.
En Juan 13:34-35, Jesús nos da un nuevo mandamiento: amarnos los unos a los otros como él nos ha amado. Esto incluye mostrar compasión hacia los marginados y vulnerables en nuestra comunidad. Al seguir el ejemplo de Jesús y amar a los demás con compasión genuina, podemos ser instrumentos de cambio y esperanza en un mundo necesitado.
Que busquemos mostrar compasión hacia los marginados en nuestra sociedad, siguiendo el ejemplo de Jesús y amando a los demás como él nos ha amado. Al prestar atención a las necesidades de los desfavorecidos y marginados, podemos ser instrumentos de amor y sanidad en un mundo necesitado. Que nuestra compasión sea un reflejo del amor redentor de Dios en acción.