06-03-2025
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
Mateo 5:14-16
Mateo 5:14-16
La santidad no es solo para nuestra edificación, sino también para ser testigos de Cristo en el mundo. En Mateo 5:14-16, Jesús nos llama a ser luz en medio de las tinieblas. La vida santa que llevamos sirve como un testimonio visible de la obra de Dios en nosotros.
Al vivir en santidad, no solo nos alejamos del pecado, sino que atraemos a otros hacia Cristo. Las buenas obras que realizamos, motivadas por el amor de Dios, son un reflejo de Su luz en nosotros. En 1 Pedro 2:12, Pedro nos instruye: “Manteneos entre los gentiles como personas honestas, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.”
La santidad nos capacita para vivir de manera que refleje el carácter de Cristo en todo lo que hacemos, y esto se convierte en un poderoso testimonio para el mundo. Al ser santos, otros pueden ver la diferencia en nosotros y ser atraídos al amor y la gracia de Dios.
La santidad nos convierte en testimonios vivientes de Cristo. Al vivir como Él vivió, reflejamos Su luz en el mundo y damos gloria a nuestro Padre celestial.